ESTRECHOS LAZOS

Los caminos en que transitan la literatura y la política convergen en muchas ocasiones. No es extraño que la frágil barrera que divide estos ámbitos sea traspasada regularmente, originando historias que han pasado a la posteridad. Si bien es indudable que no toda literatura es política, como señalan algunos, los grandes escritores siempre tienen una visión particular de ver el mundo que no proviene de los partidos a los que pertenecen o votan, sino, como bien dijo alguna vez Orhan Pamuk, de su imaginación, de la habilidad que tenga el narrador para verse a sí mismo como alguien distinto. Así, el escritor penetra en realidades inexploradas y se transforma en voz de los que no la tienen. De esta manera, por años, el lector ha aprendido de política leyendo textos como “Rebelión en la granja” de Orwell o “Los demonios” de Dostoievski. Si bien los escritores no tienen afanes de hacer ciencia política, continuamente están creando personajes e historias que constituyen visiones de la política. De ahí que no sea extraño ver a un Vargas Llosa en una elección presidencial, a un Sartre rechazando el Nobel por su “compromiso” o a miles de escritores perseguidos por cruentas dictaduras. Sus pensamientos crean pensamientos. Por eso, cada una de sus ideas no puede pasar inadvertida. Es necesario darlas a conocer y que se sepa qué piensan de lo que acontece a su alrededor.
Rebelión en la granja nace como una forma de entregar información respecto de estas dos áreas, con el propósito de seguir construyendo cada día ese puente que las une mediante la divulgación de informaciones de distinta índole. Cada historia en que la literatura y la política estén presentes será digna de ser contada en este blog y comentada por los visitantes. Walter Benjamín dijo alguna vez que “el arte de contar historias es el arte de seguir contándolas”. Siguiendo esta línea propongo que continuemos contando esas historias que merecen ser divulgadas. La invitación está hecha, ahora depende de ustedes seguir comunicándolas.